Cuando nos duele algo, siempre hay alguien que nos recomienda ponernos calor y de pronto aparece otra persona que te recomienda que te pongas frío. ¿A quién hacemos caso? Para poner fin a esta duda voy a explicar brevemente cuándo y cómo debemos aplicarlos.
¿CUÁNDO Y
CÓMO APLICAR CALOR?: TERMOTERAPIA
Podremos
aplicar calor siempre que haya pasado la fase inflamatoria mencionada
antes (3 días tras la lesión) y su función principal es la
analgesia. Se suele utilizar para preparar al colágeno para su elongación en
procesos reumáticos y postraumáticos.
Los efectos
del calor son:
•
Aumento del metabolismo tisular
•
Vasodilatación
•
Relajación de los espasmos o la contractura
•
Analgesia, un efecto sedante debido a la relajación muscular y alivio
de la fatiga muscular.
Deberemos
tener cuidado a la hora de aplicar el calor ya que podemos quemar nuestra piel
sin darnos cuenta. Tenemos que notar calor intenso pero agradable y se
recomienda revisar la zona al de un tiempo para comprobar que no se ha
producido ninguna quemadura.
Existen
diferentes métodos de aplicación de calor como mantas eléctricas, sacos de
semillas, fangos, parafina, lámpara de infrarojos… el calor que vamos a
producir siempre va a ser superficial, así que si en casa tienes un saco de
semillas no te compres una manta eléctrica porque alguien te haya dicho que es
mejor.
El tiempo de
aplicación será aproximadamente de 20 minutos.
Ten en cuenta
que…
Contracturas, lesiones
por esfuerzo, mala postura, rigidez
Antes de entrenar
podemos aplicarlo para aumentar la flexibilidad y evitar lesiones.
¿CUÁNDO NO
DEBO PONERME CALOR?
Nunca
deberemos poner calor si existe inflamación, es decir, si la zona
está caliente, enrojecida e hinchada. Por supuesto, tampoco lo aplicaremos
durante los tres primeros días tras un golpe, esguince, fractura… ya que
entonces la inflamación aún está presente.
En casos de
anestesia o alteración de la sensibilidad deberemos tener especial cuidado por
el riesgo de quemaduras. Tampoco aplicaremos calor en procesos infecciosos,
cardiopatías descompensadas, ni en caso de alteraciones de la tensión arterial
como en hipotensión grave.
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